¿Cómo ayuda el césped artificial al medioambiente?

En un mundo cada vez más consciente de la importancia de cuidar el medioambiente, el césped artificial se ha convertido en una opción sostenible para muchos hogares, comunidades y empresas. A diferencia del césped natural, que requiere de constantes cuidados y recursos, el césped artificial ofrece numerosas ventajas ecológicas que ayudan a preservar nuestro entorno. En este artículo, te explicamos cómo el césped artificial contribuye a la protección del medioambiente.

1. Ahorro de agua: un recurso cada vez más valioso

Uno de los beneficios más significativos del césped artificial es su capacidad para ahorrar agua. El césped natural requiere riego frecuente, especialmente en zonas con climas secos o cálidos. Este riego puede consumir miles de litros de agua al año. En cambio, el césped artificial no necesita riego, lo que significa que no desperdicias agua en mantener tu jardín verde, un recurso vital que está cada vez más escaso en muchas regiones del mundo.

Impacto positivo en la reducción del consumo de agua

Según estudios, un césped natural de 100 metros cuadrados puede requerir hasta 1,500 litros de agua al mes durante los meses más cálidos. Si consideramos que el césped artificial no necesita riego, la cantidad de agua que se puede ahorrar es significativa, lo que contribuye directamente a la conservación de este recurso esencial.

 

2. Reducción de productos químicos

El mantenimiento del césped natural suele implicar el uso de fertilizantes, pesticidas y herbicidas para mantenerlo en buen estado. Estos productos químicos pueden contaminar el suelo, el agua y el aire, afectando negativamente a los ecosistemas y a la salud humana.

Con el césped artificial, no se necesitan estos productos, ya que no hay plagas ni maleza que controlarlo. Esto elimina la necesidad de químicos dañinos, haciendo que tu jardín sea más saludable para ti, tu familia y el entorno.

 

3. Menos emisiones de carbono

El cuidado de un césped natural implica el uso de motores a gasolina para cortadoras de césped, desbrozadoras y otros equipos de jardinería. Estos dispositivos emiten gases contaminantes y contribuyen a la huella de carbono.

Con el césped artificial, se elimina la necesidad de cortar el césped regularmente, lo que reduce considerablemente las emisiones de CO2 asociadas con el mantenimiento de jardines. Este simple cambio puede marcar una diferencia importante en la reducción de la contaminación del aire.

 

4. Durabilidad y vida útil prolongada

El césped artificial tiene una vida útil mucho más larga que el césped natural. Un buen césped artificial puede durar entre 15 y 20 años, mientras que el césped natural requiere renovación constante debido a daños por el clima, el uso o la falta de nutrientes. Esta durabilidad no solo reduce el impacto ambiental de la producción de césped nuevo, sino que también evita el uso de recursos para reparaciones continuas.

 

Corvigrass: Compromiso con la sostenibilidad

En Corvigrass, estamos comprometidos con la sostenibilidad y la economía circular, y por ello contamos con el certificado SGS 2023 Circularity artificial turf Sports & Leisure Group Origin. Este certificado reconoce nuestras prácticas responsables en la fabricación de césped artificial, asegurando que nuestros productos son respetuosos con el medioambiente, tanto en su producción como en su reciclaje y reutilización.